En primer lugar, vamos a hablar de cómo se regula un cosmético en Europa. Esta regulación la hace el Reglamento del parlamento europeo y el Consejo se encarga de buscar la seguridad del consumidor y el libre comercio dentro de Europa. Todo esto se actualiza periódicamente mediante un comité de científicos que se encargan de esta seguridad. Este comité es independiente.
En segundo lugar, nos parece importante aclarar que la regulación de los cosméticos no son equiparables a la regulación alimentaria, pues de un tiempo aquí escuchamos frases como “si no te lo puedes comer no lo apliques en tu piel”. Es absurdo.
Es importante saber que un cosmético se limita su concentración a cierta proporción que es obligatorio cumplir.
Sin embargo, en la regulación alimentaria, por ejemplo el real fooding busca comer saludable y de forma segura y en la regulación cosmética, cuando un cosmético sale al mercado ya es seguro 100% , mientras que los alimentos pueden ser seguros o no, por ejemplo si comes una palmera de chocolate a diario es posible que desarrolles enfermedades. Y esta es la diferencia en cuanto a la seguridad del producto versus un alimento.
Otra cosa es que a veces se confunde seguro con eficaz.
A partir de aquí hablemos de las tendencias que hay a usar productos conforme a tu estilo de vida, ya sean, llamadas naturales, químicos, orgánicos… y los famosos “sin”, y sobre todo de esas personas que icluso llegan a desarrollar miedo a lo químico o quimiofobia, comparando lo químico con tóxico o no natural.
Este es un concepto equivocado pues, todo es químico pues todo se procesa y se sintetiza en laboratorio.
Algunos ingredientes pasan por procesados sencillos como son los aceites prensados en frío , pero la mayor parte de los ingredientes pasan por cierto procesado antes de ser una materia prima.
Y algunos ingredientes que no se encuentran en la naturaleza se permiten en cosmética natural por ser muy beneficiosos.
El ácido hialurónico, también permitido en cosmética natural se obtiene a partir de bacterias modificadas genéticamente.
La parafina, procesado del petróleo, es un combustible fósil cuyo origen procede de animales y plantas que cayeron al mar, sedimentaron y se convirtieron en hidrocarburos, no permitido en cosmética natural siendo su origen natural.
Decir que lo natural es más seguro es un error, Recordar que si está en el mercado es seguro, ejemplo de ello son los aceites esenciales que llevan alergénicos que pueden provocar desarrollar alergias cuando se está en contacto continuo con ellos. Este caso concreto tendrá mayor o menor riesgo dependiendo de la planta de la cual se recolecten, de la época, etc.
Aquí entraría en debate las conocidas aplicaciones móviles que evalúan la seguridad de los ingredientes y que tienen una aproximación muy simplista ya que no diferencian entre peligro y riesgo.
La diferencia radica en la capacidad para hacerte daño, peligro y la probabilidad de que te lo haga, riesgo.
Por tanto la información que arrojan estas plataformas es incorrecta ya que no analizan la proporcionalidad y además basan sus datos en organizaciones que a pesar del peso que tienen no encontraremos ni un solo toxicólogo en su plantilla.
Otro concepto erróneo es que lo natural además es más sostenible. Igualmente son conceptos independientes.
Natural viene de naturaleza y sostenibles vive en armonía con el medioambiente. Puede ser natural y no sostenible, por ejemplo aquellos productos cuyo ingredientes se extraigan de los pétalos de rosa, son naturales pero si se transportan desde África no es sostenible.
Para que un ingrediente sea sostenible hay que tener en cuenta la proximidad. Este concepto a menudo se mezcla con toxic free.
Otro concepto que se ve muy a menudos en redes sociales es el término doing yourself que ni es sostenible ni es más seguro, pues no hay control de nada y crear tu propia cosmética es un juego que entraña peligro y riesgo.
Y dentro de este orden de conceptos aparecen los cruelty free. Concepto que en Europa no tiene cabida pues la legislación prohíbe testar en animales para fines cosméticos con total prohibición desde el 2013. Lo que no regula es la producción en otros continentes que si emplean estas prácticas y la venta en nuestro continente.
Ahora bien, hasta el 2013, sí se ha testado en animales y esta ley cruelty free no engloba solo los ingredientes que no han sido testados en animales sino también los que sí se testaron en el pasado.
Cuando un producto lleva el sello de Cruelty free, es importante saber que no son legales, porque de entrada son de pago y hace que desprestigie a otros cosméticos que siendo cruelty free no pueden pagar el sello.
Y a colación de este concepto de cruelty free nos encontramos los “Sin”, sin conservantes, sin silicona, que están reglados en la Unión Europea pero no hay legislación porque todos están permitidos.
Obedecen más a un estilo de vida y a una propaganda incitando al miedo sobre su uso.
Y volviendo al concepto de lo natural, cuya regulación es igual al resto, pero suele ir acompañada de este tipo de sellos que hablábamos anteriormente.
Finalmente los conceptos eco y bio es prácticamente lo mismo aunque bio es más para alimentos.
Todos estos conceptos que son tan promocionados por influencer hacen mucho daño, ya que confunden, mezclan y ensalzan desprestigiando a otros.
En resumen, si llevas un estilo de vida infórmate porque ni todo lo que reluce es oro ni es tan fiero el león como dicen.
Espero que esta información os haya sido de ayuda y de interés.